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miércoles, 31 de mayo de 2017

Una buena empleada es una buena ama de casa, eso aprendí en el velorio de mi tia abuela.



No podía detenerme, no podía regresa sobre mis tacones.



En la fiesta de la boda de mí hermana, la fiesta había bajado de ritmo y los invitados se comenzaban a irse, yo estaba en la mesa tomando mí último vaso de alcohol, junto con mí esposa, mí jefa, que era amiga de mí hermana, mis dos tías y una compañera cubículo trabajo, estaban hablando sobre lo que llevarían en la fiesta de fin de año, yo había leído algo de eso y no recuerdo lo que dije, pero mí comentario causo revuelo entre todas ellas, de inmediato mí jefa y mí compañera de trabajo me retaron a ir a la fiesta de fin de año mejor vestido que ellas, mí tías apostaron que yo ganaría el reto, mí esposa se abstuvo de ponerse de alguno lado, solo se divirtió con la discusión, regresamos a la casa y durante el domingo mí esposa o habló nada sobre el reto y el día lunes el reloj sono dos horas antes de lo que me levantaba para ir al trabajo.

Como no me levantaba, me jaló hasta la regadera, ella era más alta y fuerte que yo, fue fácil hacerlo, abrió la llave y con voz fuerte me dijo, apurate yo no te voy ayudar, tu te comprometistes a ir en vestido a la oficina, ahora tienes que hacerlo, tienes solo dos horas para hacerlo, sino lo haces vamos a perder la casa, así que lo mejor es que lo hagas por tu bien y el de la familia.

Yo no reacionaba así que usando su fuerza, me levantó mis testículos y los metió dentro de mí hueso sacro, después sin soltarme del brazo y jalando mí cabeza dijo: es es todo lo que te voy ayudar tus tías me dijeron como lo hacías, ahora vete a trabajar, terminé de bañarme y de esconder mí pequeño pene dentro de la vagina fingida por el escroto que pegue con permanente, levanté mis pechos y puse los anexos de mí esposa para darles volumen, me dí cuenta de que para presionarme a hacer lo correcto mí esposa había hechado a la basura toda mí ropa y zapatos, como forma de quemar las naves y no abandonar el reto.


Me puse el juego de ropa interior más nuevo de mí esposa era en color morado y sus medias obscuras más delgadas, de su ropa de trabajo escogí un falda de lápiz en color negro, una blusa blow y un saco de dogtooth, sus zapatos de 5 cm, aun no recordaba como caminar, aunque en la fiesta alardie que podía hacerlo, debía volver a tener confianza, pero ese día volveria a tenerla, sabía que tenía las extensiones de cabello suficientes para alargar mí cabello y darle un aspecto femenino y profesional lo mejor era usar un chongo trasero con flequillo, los lentes de mí esposa me darían aun más femeneidad a mí rostro, pero el maquillaje debía hacerlo por mí mismo, ese era el reto.

En 1:40 había terminado de arreglarme y vestirme, baje para desayunar pensando que lo haría pero no era así, mí esposa estaba acostada en el sofá esperando a que yo hiciera el desayuno.


Lo hice y la llame junto con mis hijos, vieron como estaba vestido, mí hijo dijo que vestía mejor que su madre cuando trabajaba en la oficina y mí hija me llamó la atención de que debía fijar el botón de la falda o se cairia, también me hizo apretar mis labios contra una servilleta para quitar el exceso de lápiz, por todo lo demás estaba admirada de lo bien que me había maquillado, terminamos de desayunar y salimos rumbo a las escuelas y mí trabajo.

Dos horas y media estaba en mí escritorio encendiendo mí computadora, ese día subi, baje, saque copias, salí a comer, imprimí y engargole 30 juegos de reportes, hice llamadas a clientes y atendí necesidades de mí jefa, todo eso sin quitarme los tacones.



Cuando salí recordé que mí esposa me había hablado para recordar que debía ir por alimentos de la despensa al centro comercial y por sus toallas femeninas, además de una docena de pantimedias, aproveche también para comprar juegos de ropa interior y una falda corta negra de lápiz que hacia juego con todo, pasadores y una peineta para arreglar mí cabello.
Regrese a la casa pero en vez de descansar, mí esposa me puso hacer la cena y a prepara la ropa que me llevaría al día siguiente, también me recordó que debía pagar la hipoteca, la energía eléctrica y el cable, debía organizar mí tiempo para ir.

El día siguiente iria sin medias por que me había dado cuenta de que estaba de moda por la temporada andar sin ellas, pero debía depilar bien mis piernas.

Así pasó la semana, el mes, los seis meses y el año, en ese tiempo había pasado de ser empleada, supervisora y encargada de atención a clientes, había ido subiendo poco a poco en la jerarquía organizacional, nunca pensé que podría avanzar tan rápido, pude desenvolverme bien con mis compañeras de trabajo, gracias a mí jefas ellas nunca supieron quien era realmente, no tenían que saberlo.


Comencé a ganar más dinero, pero había entendido mí posición en la relación, no era quien la dirgia, eso le entendí cuando en la segunda semana, mí esposa me anuncio que ser iría a trabajar con una amiga en un negocio de mantenimiento de casas, propiamente no era un empleo para una mujer, la mayoría de sus compañeros eran hombres, pero el hecho de que fueran mujeres muchas de las clientas les daba más confianza, de esa manera equiparó el mismo sueldo que yo y a veces más dinero, así que la economía de la casa mejoro, pudimos hacer un fondo para la escuela superior de nuestros hijos, comprar una camioneta para que ella pudiera ir a sus trabajos.




Por consecuencia a su trabajo ella comenzó a usar mis pantalones de trabajo y mis botas, pero yo por los requerimientos del trabajo me había apropiado de su closet, así que sin decir nada intercambiamos closet, ninguno hablo al respecto, nos sentíamos cómodos con las situación, también nuestro hijos se adaptaron rápidamente a ver a su padre en vestido y tacones y a su madre en pantalones de mezclilla y botas, pero más que eso me pidieron que fuera al festival de madres y a sus juntas de calificaciones.




Mis tías me invitaron a varias fiestas familiares y comidas de fin de semana, sin desentonar en la familia era la nueva sobrina, ellas también al igual que mí jefa se sentían cómodas con que yo usara vestido, medias y zapatos altos.

Mí voz había mejorado mucho, desde la primera semana que estuve tomando te caliente de flor de mandrágora gitana que me dio mí tía para tranquilizarme de la presión por el trabajo, los hijos y mí esposa, cuando hable con ella, me dijo que eso iba a pasar sino tomaba una decisión respecto a tomar en serio el reto.

Ahora una año de estar tomando ese té, todo mí carácter era tranquilo y sentía que volaba realmente, mí piel era suave y terza, mí cabello era lacio, comenzó a crecer y ahora me llegaba cerca de la cintura, se me había ido acumulando grasa en las caderas y las piernas, así que había comenzado hacer ejercicio, pero también lo más maravilloso era que sin esperarlo comenzaron a crecerme los pechos, me dolían y sin darme cuenta me salía lechita de ellos.

Pero el funeral de la tío abuela Heather fue cuando mis tías me hicieron comprender que no había camino hacia atrás.

Por razones de trabajo mí esposa no estaba en el velorio, ella era quien me había sacado de la casa de mí padre para que mis tías me cuidaran, ella había sido quien me hizo conocer las cosas bonitas de la vida.

Ella fue quien me hizo sentir que usar cosas suaves y bonitas debían ser algo natural en mí, el usar zapatos de tacón debían estar siempre limpios, mientras viví con ella jamás me reclamo por usar la ropa de mis primas, solo me pedía que lo que usara lo lavara.

Me enseño a cocinar como ella y hacer el aseo correctamente, a diferencia de mis tías y mis primas, me enseño los secretos de ser una mujer.

Realmente estaba desconsolado por su muerte, no pude dejar de llorar en su entierro, mí pañuelo estaba muy húmedo, al igual que mí vestido y mis medias negras, sentía como caían las gotas de agua en mis piernas, era mí sentimiento reprimido por años.

Debía sobreponerme pero no podía, mis ojos estaba muy hinchado y no me importaba, mí jefa que también estaba en el funeral comprendió mí pesar y también acepto que para mí no había camino atrás, mí alma solo descansaría si mí ella estaba acorde con la parte física.

Todas la mujeres que me ayudaron a ser lo que era ahora coincidieron que necesitaba un tiempo, mí jefa me ordeno tomar una vacaciones para hacer realidad el deseo de mí tía abuela, por que cuando regresara al trabajo me estaría esperando el puesto de subgerente de atención al cliente.

Mí esposa quien también había contribuido a hacerme la mujer que era ahora, comprendió que debía hacerlo, ella me ayudaría para el viaje, cuidaría a los hijos y la casa.
















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