martes, 29 de mayo de 2018

Ayudando a mi esposa a mantener su trabajo...llegue a ser libre.


 EL EMPLEO DE MI ESPOSA,  AL FINAL FUE MIO..




Mí mujer había conseguido el empleo de su vida, pero era en otro país que no conocíamos, los dos habíamos estudiado contabilidad, solo que yo había dejado de trabajar para  cuidar a nuestros dos hijos, habíamos decidido que ella siguiera trabajando por que tenía mejor sueldo y yo me dedicara a la casa, por 5 años me dedique a la casa y los hijos, cuando me dijo que la habían promovido me alegre por ella, era su sueño ser encargada de sucursal, acepte que tomara el cargo sin saber que era el extrajero, realmente no era tan lejos, solo era cruzando la frontera como a 50 kms, así que realmente no nos alejaríamos de nuestro domicilio podría ir y venir a la casa todos los días, todo estaba preparado para que se fuera a su nuevo trabajo en una semana después de sus vacaciones, por 3 días la pasamos bien haciendo cosas en la casa y sacando a las niñas, ella había hecho una purga de sus cosas para venderlas, yo pensé que era una verdadera lástima que se deshiciera de sus cosas casi nuevas.
 
 
 



Pero cuando trataba de subir sus cajas al ático dio un mal paso y se calló rompiéndose las dos piernas, la lleve al hospital tuvimos que gastar nuestro ahorros para vacacionar del año para pagar la operación para acomodarle sus huesos, no podría caminar en al menos 6 meses, ella no quería hablarle a su jefe para avisarle de su accidente porque  entonces no podría tomar el nuevo cargo y perdería su trabajo, ya había firmado contrato por honorarios para levantar las ventas de la sucursal, no podía echarse hacia atrás o perdería la antigüedad en su trabajo, estaba mucho en juego si no iba a presentarse a su nuevo trabajo.

Yo no sabía que hacer, tenía muchos años sin ejercer y quizás no pudiera encontrar un trabajo rápidamente, en mí desesperación  ella encontró la solución yo trabajaría en su lugar, algún tiempo atrás se había dado cuenta de que cada vez nos parecíamos más y más, además nadie tendría que saber que ella no había tomado cargo como gerente de sucursal, nadie sabría que yo era ella, solo se sabía que una nueva gerente iría a ocupar el puesto, realmente no sería difícil llevar el nuevo puesto.

Cuando ella regresamos a la casa era el día sábado por la noche la subí con muchos trabajos a su habitación, solo tendría que descansar hasta que se recuperara; hablamos la situación calmadamente, de la misma manera de cuando  tomamos la decisión de que ella trabajara, ahora yo debía ir a trabajar en su lugar ahora sería como ella, tenía mis dudas, pero ella me convenció que debía hacerlo, debíamos intentarlo, algunos vecinos le decían que algunas veces nos confundían cuando llegábamos a la casa, yo tenía el cabello largo y del mismo color que ella,  no tenía necesidad de cortarlo, aunque ella tenía kilos de más, yo me mantenía haciendo ejercicio, había quitado un poco de grasa de la cintura, con una faja reduciería una o dos tallas más, ella me hizo decirle el motivo del porque no quería que se deshiciera de sus cosas, toda su vieja ropa era de mí talla.



Sabía por experiencia y por una vecina que me comentó que la flor de mandrágora que estaba en abundancia en mí patio podría ayudarme a adelgazar la voz si la tomaba todos los días y evitar los resfriados, además era relajante y mejorar la resequedad de la piel, que era realmente para lo que lo tomaba, estra tranquilo después de seis meses de tomarla algunas veces sentía que volaba,  pero en los últimos meses mí esposa se había dado cuenta de que mi cuerpo estaba cambiando, mis pechos había crecido y se me estaba acumulado grasa, esa 
era el motivo de estar haciendo ejercicio, se me había ido acumulando grasa en los glúteos y muslos pero el ejercicio me ayudaba a evitar que se me acumulara más, además mis tetillas y aureas estaba creciendo, tornándose rosas y estaban comenzando a producir leche.




Con todo esto que me estaba pasando, ella decidió yo era la mejor opción para que ella no perdiera el trabajo, el día domingo me hizo probarme la ropa que decía que me quedaba para saber cual usaría para ir a trabajar.


Ella escogió un viejo traje sastre negro que había usado
 para su primera entrevista, esa era la mejor opción para el





 primer día de trabajo, solo faltaba comprar unas medias nuevas, perfume y unos pasadores para el cabello, así que para darme más confianza mí esposa sugirió que fuera con las niñas a comprar alimentos y lo que me hacia falta para dejarle de comer y la persona que la cuidaría pudiera darsela, para ir de compras mi esposa, eligió para mi un delgado vestido estampado en colores naranjas, cafes y blancos en estilo cruzado, unas zapatillas de plataforma que jamás uso, pero que iba con el vestido y que a mí se me veian mejor que ella por tener mis pantorrillas mejor torneadas por el ejercicio, pero me hizo usar un suave neglille blanco para evitar 
transparentarme, tenía miedo de que pudiera mostrar algo de más, pero se sorprendió al ver que tenía unos perfectos labios vaginales,  había escondido perfectamente me pene y lucia una perfecta y natural vagina más agradable que la de ella tenia, no había cortado todo mí bello público del todo  así que me veía aún más natural por la raya que me había dejado, como mis pechos crecidos cabían perfectamente en su brassier abrochándolo en la última grapa, también para hacer reír a mí esposa usaba una viejas braguitas  de líneas de colores, ella no se rio y dijo que realmente estaba sorprendida de la forma en que me veía y no estaba equivocada en escogerme para ir a trabajar en su lugar, pero se sorprendió aún más cuando comencé a caminar en sus viejos zapatos de 
plataforma alta, caminaba mejor que ella en tacones, por tener mis caderas grandes giraban en cada paso, haciendo que el vestido se moviera de un lado al otro, en forma muy provocativa y femenina, ella lo vio pero no me lo dijo, solo dijo que me veía mejor que ella en ese vestido y que nadie tomaría en cuenta que no era ella; para terminar me hizo hacerme un chongo en mí cabello de la misma manera que ella lo usaba, me dio una pequeña clase de la forma en que ella pintaba su cara, solo agregue un poco de más color a los labios, me vi al espejo, todo estaba en ordén  tome su bolso de diario con las tarjetas y salí con las niñas al supermercado, no era la primera vez que iba al supermercado.


Cuando me subía a la camioneta escuche a la vecina que me hablaba diciendo el nombre de mí esposa, quería hablar conmigo: Heather hola acá estoy, ven quiero decirte algo—camine a donde estaba ella, me acomode los lentes para leer de mí esposa, yo tenía que usarlos para conducir, la vecina de inmediato me dijo que me veían muy bien esa mañana, agregó que  había  visto a mí esposo sacar algunas cosas del garaje, o sea a mí, pero ella no sabía que era yo,  entonces me dijo que ella también tenía algunas cosas 
para tirar, que si mí esposo le hacia el favor de tirarlas por ella, acepte con gusto que lo haría mí esposo, pero el decirme eso solo era una excusa para  que aceptara ir la próxima semana  una fiesta de catálogos porque habría ofertas en productos, ella pensaba con certeza que yo era mí esposa, no tenía duda, entonces acepte con gusto, me despedí de ella agradeciéndole la invitación, me subí a la camioneta con la cara de satisfacción de que mí vecina jamás pensó que no era mí esposa, ella tenía razón no tenía problemas en pasar perfectamente por ella.


Ese día descubrí muchas cosas sobre mí, empujado por mí esposa de lograr sacar a mí verdadero yo, sobre todo saber que ella confiaba en que  podría trabajar nuevamente, como siempre soñé, además de que era una dicha andar en vestido y que mí gran trasero era agradable a los tipos que venían de frente por la calle.

No lo sabía pero Jamás volvería a usar pantalones de nuevo.

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