"Siempre debes gentil honesto, honorable, hombre amoroso, para que quepas en este nuevo mundo".

Esas fueron las palabras de mi tío antes de partir a la universidad, el sabía que el mundo habia cambiado y nada era igual que el tiempo donde un hombre era Fuerte, Formal, Feo, yo era lo contrario a esas palabras.

En la universidad técnica me fue mal y debí trabajar antes de terminar la carrera, estudiaba por las noches y por las noches iba un trabajo de oficina mal pagado.

Durante 5 años avance poco en la empresa donde trabajaba, simplemente era un asistente administrativo, a mis 30 años si perdía mi trabajo ya no tendría otro para trabajar, mi supervisora me tenía en la mira para el despido, siempre criticaba mi trabajo y mi figura rolliza me molestaba, cuando pasaba frente a ella, así que no sabía que hacer, solicite mi traslado a otra área.

Después de mucho insistir y dejar mi curriculum en la oficina de la gerente de mi área, pudo ver mi curriculum actualizado, sabía que cumplía en gran parte con el perfil en conocimientos y experiencia, para ocupar un puesto de supervisión o ejecutivo; pero por un simple detalle no podría ocupar un puesto que solicitaba, por derecho me tocaba ocupar alguno de los puestos que solicita, el tiempo en la empresa que llevaba en la empresa avalaba mi experiencia para ocuparlo.

Había escuchado que la gerente necesitaba a alguien de confianza en ese puesto, después de ver mi curriculum sabía que yo podría ser esa persona, pero no podía recomendarme para el puesto por no cumplir con uno de los requisitos, pero pensaba que si contrataba a otra persona se predería tiempo hasta encontrar la persona ideal, así que después una semana de vacaciones y bastante pensarlo, aposto por mi.

Viendo los pros y contras de su decisión para engañar al sistema de recursos humanos, decidió confiar en mi, ella vio mis cualidades fisicas y pensó que podría engañar al sistema, si cambiaba mi aspecto y me adaptaba a los requerimientos del puesto al 100%.

La gerente me pidío trabajar en mis debilidades e invertí en mi un poco en mi aspecto para cubrir mis debilidades y levantar mis expectativas.

Solo me dio dos semanas para prepararme antes del curso de inducción al puesto, para mi desgracia la única persona para avalar mis competencias en la empresa, era mi supervisora.

La gerente habia sido muy discreta para informarme su decisión de que ocupara la plaza de Supervisora ejecutiva, el reto era que nadie supiera quien era realmente, la gerente se había encargado de hacerme un nuevo currículo en el sistema de recursos humanos, así que solo era cuestión de cubrir las expectativas puestas en mi, por la gerente, durante las próximas 4 semanas.
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Trabaje en mi voz, en mi imagen personal para hacerla más atractiva e interesante, mejore la forma de caminar y moverme, me concentre en las cosas buenas que había en mi, el ser rollizo de cierta forma me ayudaba a lograr la expectativa que debía llenar.
Tuve que invertir en mi guardarropa y zapatos, pero al final valió la pena.
Aprendí a esconder lo que me apenaba y a mostrar mis cualidades, fue doloroso al principio, pero conforme pasaron los días, me fue adaptando a mi nueva imagen, lo que no podía dejar era mis lentes por ser miope, pero compre unas nuevas jafas de acuerdo a mi nueva imagen.
Estaba feliz con el resultado.
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Cuando termino mi periodo de capacitación y debía presentarme a trabajar en mi nuevo puesto asignado, la Gerente no me reconoció.

El primer día de trabajo pase desapercibido para sus ojos, hice mi trabajo asignado sin problemas, subía, bajaba y pasaba frente a ella, pero para ella solo era otra supervisora más de la empresa, hasta el final del día cuando debí entregar la documentación para su firma, entre a su oficina le entregue el folder y vi que reviso mi ortografía y redacción, sin verme alabó mi trabajo diciendo que me ara agradable ver un reporte requerido sin errores.

Me quede parado frente a su escritorio con los brazos al frente, ella me entrego la documentación firmada para que le entregara a las áreas correspondientes, en ese momento pedí permiso para hablar con franqueza usando una voz ronca, en ese momento se percato quien era realmente.

No podía creer que la mujer de agradable sonrisa que veía fuera el empleado rollizo que entro a su oficina hacia 4 semanas, alabó que mis piernas fueran lindas y lucieran tan bien en medias, que mi vientre y trasero también fueran mas lindos que muchas de las compañeras, la recomendación de invertir en mis pechos había dado agradables resultados; esa inversión me daba un ventaja sobre las demás compañeras, al hacer más atractiva mi imagen.

La Gerente me dijo que si mantenía mi carácter sumiso podría ir subiendo rápidamente de puestos hasta una subgerencia, tenía lo necesario para tener otros 10 o 15 años en la empresa.